BORO ĐUKIĆ, EL SABUESO DE PUTIN EN PODGORICA

Montenegro, con una superficie de poco más de 14.000 km² y una población de casi 650.000 habitantes, es quizá uno de los países con la historia más agitada de la península balcánica: en el centro de siglos de agresiones, conflictos internos, rivalidades regionales, guerras sangrientas, orgullosos rechazos y sangrientas liberaciones, parece incapaz aún de encontrar su centro de gravedad.

La última conquista de la independencia fue el 21 de mayo de 2006, cuando, en un referéndum democrático y con un escaso margen del 55,5% (55% es el porcentaje que exige la UE para la victoria), logró separarse de Belgrado. El resultado del referéndum, pese a discurrir por el filo de la navaja, es sin embargo reconocido: Serbia es una de las primeras naciones en tomar nota, seguida de Rusia, la Unión Europea, Estados Unidos y los demás vecinos balcánicos, como Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina, cuyos caminos hacia la independencia condujeron a la lenta y sangrienta disolución de la antigua Yugoslavia.

Desde entonces, una sucesión vertiginosa de acontecimientos ha cambiado la faz del país: en el otoño siguiente al referéndum, las primeras elecciones parlamentarias democráticas dieron la victoria a la Coalición por un Montenegro Europeo, formada por el Partido Democrático de los Socialistas de Montenegro (DPS) y el Partido Socialdemócrata de Montenegro (SDP); Milo Đukanović fue confirmado primer ministro. Fue una amarga derrota para la coalición nacionalista, formada por los partidos pro-serbios (el Partido Popular Serbio SNS y el Partido Radical Serbio SRS) y el Partido Socialista Popular de Montenegro (SNP): a partir de entonces, la dinámica de acercamiento del país a Occidente se hizo imparable y Rusia, que con las liberalizaciones que se habían producido tras el colapso del comunismo se había hecho con una gran parte de las actividades empresariales de este Estado (en 2012 Monstat, el instituto nacional de estadística de Podgorica, afirma que alrededor de un tercio de las acciones de las empresas extranjeras en Montenegro son propiedad de empresarios rusos[1] mientras que el turismo sigue siendo una de las principales partidas del intercambio económico, mitigado únicamente por la epidemia de Covid y las posteriores sanciones[2] ), no le gusta nada la dirección tomada.

Pero Montenegro sigue imparable su camino: entre finales de 2006 y los primeros meses de 2007, Montenegro es admitido en el Fondo Monetario Internacional[3] y en el programa de Asociación para la Paz de la OTAN[4] . También se emprenden las primeras negociaciones para la asociación con la UE, que desembocan en la firma del Acuerdo de Estabilización y Asociación en octubre de 2007[5] . El 2 de diciembre de 2015 se invita a Montenegro a ingresar en la OTAN[6] , el 28 de abril de 2017 los parlamentarios montenegrinos apoyan el tratado de la OTAN, no sin protestas[7] , y el 5 de junio de 2017 el Parlamento ratifica su adhesión[8] : la política tiene un camino fácil, las elecciones de 2016 vuelven a dar la victoria a Milo Đukanović, apoyado por la coalición independentista formada por el Partido Democrático de los Socialistas (DPS) y el Partido Liberal (LP), mientras que la perdedora es la formación prorrusa Frente Democrático de Andrija Mandić: las elecciones, sin embargo, se ven empañadas por acusaciones generalizadas de fraude y compra de votos, pero aun así son validadas[9] .

Además, surge la hipótesis de un intento de golpe de Estado, pero tiene visos de misterio: la paternidad de la intentona golpista se atribuye inmediatamente a los serbios prorrusos y las autoridades acusan formalmente a una veintena de personas, entre ellas varios nacionalistas serbios autodenominados “Lobos Nocturnos” que impulsan un gobierno prorruso[10] . Se dice que su líder es un antiguo jefe de la Gendarmería del Ministerio del Interior serbio, Bratislav Dikic, acusado de crear un grupo terrorista para atentar contra Đukanović[11] . Pero la pista de la conspiración serbia no es convincente: las investigaciones conducen al ex primer ministro Radojica Rajo Bozovic (antiguo comandante de los tristemente célebres “Boinas Rojas”, citado por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia y detenido varias veces por diversos delitos), que habría desempeñado un papel decisivo en la preparación del golpe: Bozovic es, sin embargo, un buen amigo de Đukanović, y él mismo le habría pedido que orquestara el falso golpe y trasladara la culpa a los serbios y a la oposición al régimen[12] .

Rusia aplica su estrategia de poder blando con cónsules honorarios, que tienen privilegios diplomáticos de su parte: en la foto el ex cónsul honorario para Montenegro Boro Đukić.[13]

Entre los investigados por espionaje se encuentra Joseph Assad, acusado de ser el responsable de la huida al extranjero de golpistas hipotéticamente de acuerdo con el gobierno ruso[14] , pero incluso aquí algo no cuadra: Joseph Assad es un cristiano egipcio que creció en Líbano y Egipto y más tarde se nacionalizó estadounidense, estudió en la Palm Beach Atlantic University de Florida y se unió a la CIA en 1999 junto con su esposa estadounidense (ambos se hicieron muy conocidos en 2015, después de haber dejado ya la CIA, cuando ayudaron a 149 cristianos iraquíes amenazados por el Estado Islámico a huir a Europa[15] ). Según la acusación, Assad planeó el golpe en Florida con Brian Scott, ex agente de la CIA y presidente de la empresa de seguridad Patriot Defense Groupe, y luego se marchó a Montenegro para llevarlo a cabo: que la mano del gobierno estadounidense estuviera detrás de todo es una hipótesis ampliamente lanzada por los prorrusos, obviamente rechazada por los prooccidentales. Entre los investigados se encuentran cuatro ex agentes del FBI: Ladislao Karbaljos, John Joseph Paolo, Scot Rivas y Horhe Mijar[16] .

En mayo de 2019, el tribunal montenegrino condena a 14 personas, entre ellas dos oficiales de la inteligencia militar rusa Eduard Shishmakov y Vladimir Popov, dos líderes del Frente Democrático prorruso Andrija Mandic y Milan Knezevic, nueve ciudadanos serbios y otro montenegrino, todos culpables, según la acusación, de intentar derrocar al gobierno en 2016[17] ; en febrero de 2021, sin embargo, el Tribunal de Apelaciones anula las sentencias dictadas en primera instancia debido a graves violaciones procesales: el juicio tiene que volver a celebrarse, y hasta la fecha no ha concluido[18] .

La realidad es que Montenegro vive una situación política en la que el partido mayoritario prooccidental tiene los escaños contados y se ve obligado a gobernar en constantes negociaciones con los partidos minoritarios; la sociedad civil está dividida, la corrupción está por las nubes (Transparencia Internacional sitúa a Montenegro en el puesto 65 de 180 países, con una exigua puntuación de 45/100[19] ), pero, sobre todo, existe una presión constante por parte de Rusia, que utiliza todas sus armas[20] para implantar una machacona propaganda antioccidental en un intento de mantener sus manos sobre el país: una situación de extrema inestabilidad en la que, además de una guerra fría que se arrastra, también dominan feroces disputas internas.

Montenegro es también la encrucijada de numerosas operaciones de tráfico ilícito y esto, combinado con la escasa protección y respeto de los derechos humanos y las libertades, hace que el camino del país hacia la Unión Europea sea bastante complicado. Según un informe elaborado en 2019 por el Organised Crime and Corruption Reporting Project, Montenegro es una auténtica “lavadora” del dinero sucio de la mafia rusa[21] . Una de las técnicas de control utilizadas por Moscú es el uso de sus emisarios disfrazados de cónsules honorarios.

Un sólido puente entre Rusia y Montenegro

Boro Đukić recibe el certificado de cónsul honorario de manos del embajador ruso en Montenegro, Andrej Nesterenko.[22]

Boro Đukić nació en 1970 en Podgorica. Tras trabajar como jefe de ventas en una fábrica de tabaco de Montenegro, su padre se convirtió en representante diplomático y comercial de la República Federativa Socialista de Yugoslavia en Moscú, ciudad a la que se trasladó con su familia. Đukić comenzó a estudiar Economía en la Academia Plejánov de Moscú y, tras graduarse, empezó a trabajar como representante de una empresa austriaca, primero en Moscú y luego en Alma-Ata (hoy Almaty, Kazajstán).

En 1998, regresó a Montenegro y se convirtió en asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores. En 1999, se matriculó en la Academia Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores en Moscú, concluyendo sus estudios con su tesis doctoral en 2002 en el Departamento de Economía Internacional (cuyo rector es Yevgeniy Primakov, Primer Ministro ruso de 1998 a 1999, Ministro de Asuntos Exteriores, Presidente del Soviet Supremo de la Unión Soviética y Jefe del Servicio Secreto)[23] .

Tras ganar dinero en Rusia -aunque no hay pruebas de cómo[24] -, en 2013 Boro Đukić regresa a Montenegro y Ucrania le nombra cónsul honorario en Montenegro, pero es un puesto que dura solo unos meses: Đukić explica que la decisión de marcharse se debe a los cambios en la cúpula ucraniana en 2014[25] . El mismo puesto, sin embargo, es renovado poco después, en el mismo año, pero esta vez por Rusia[26] .

Đukić demuestra ser un cónsul honorario especialmente activo, a pesar de que muchas de sus actividades tienen lugar en flagrante violación de la Convención de Viena, principalmente el artículo 41, que establece que los representantes diplomáticos no pueden interferir en los asuntos internos de otro Estado: en octubre de 2017, como cónsul honorario, ayuda a Marko Milačić, su amigo, a viajar a Moscú[27] . Milačić es uno de los políticos populistas más destacados de Montenegro y gasta gran parte de su energía contra la adhesión de Montenegro a la OTAN[28] , es fundador de la organización no gubernamental Movimiento por la Neutralidad de Montenegro, pertenece a Resistencia a la Desesperanza (OB) de Mladen Bojanić -movimiento político antisistema y anti-OTAN-, es miembro de la lista electoral del Frente Democrático (DF) para las elecciones parlamentarias de 2016 y está condenado por organizar una protesta no autorizada[29] y quemar una bandera de la OTAN en la plaza[30] .

En Moscú, Milačić se reúne con un miembro del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal, Serguéi Zheleznyak -uno de los principales aliados de Putin y sometido a sanciones por Estados Unidos por su implicación en la anexión de Crimea-, regresa a Montenegro y, dos meses después, funda junto a Djukic el partido político de derechas Real Montenegro (Prava Crna Gora): la sede oficial del partido no es otra que la villa personal de Đukić[31] . Đukić se dedica a patrocinar el nuevo partido, en una entrevista revela: “Si tuviera unos cuantos millones de euros o dólares, se los ofrecería al señor Milačić, me gusta su idea” y pronto aparece públicamente junto al propio Milačić durante la campaña electoral[32] .

Las ideas antioccidentales del cónsul ya no son un misterio: nunca deja de fotografiarse con Alexander Zaldostanov, conocido como “el cirujano”, líder de los Lobos Nocturnos[33] , un grupo paramilitar sancionado por la Unión Europea y Estados Unidos que mantiene estrechas relaciones con el Kremlin, desde donde se financian, muy activo en los Balcanes y Europa del Este, presente en el bando prorruso en la guerra del Donbass, fuertemente implicado con la Iglesia ortodoxa rusa[34] .

Los Lobos Negros Serbios, hombres dispuestos a todo y leales a, Vladimir Putin[35]

Đukić es también un admirador del nuevo “Ejército de los Cosacos” de Montenegro, o Kozacka vojska (su perfil de Facebook está lleno de fotos suyas con su uniforme tradicional), un grupo paramilitar que hereda la antigua tradición cosaca y se expresa en los Balcanes con una formación llamada “Balkanska kozačka armija”[36] compuesta en su mayoría por serbios y montenegrinos cuyo objetivo es luchar contra los valores occidentales: sus señas de identidad son el militarismo, la religión ortodoxa y el lema “siempre con Rusia, nunca contra Rusia” y su principal actividad es luchar contra la entrada de Podgorica en la OTAN[37] .

El jefe de análisis del Digital-Forensic Center-DFC, Lubomir Filipović, afirma que Đukić es un coordinador de la rama montenegrina de la extrema derecha rusa Sorok Sorokov[38] , una milicia ortodoxa ultranacionalista nacida en el seno del Patriarcado, que mantiene contactos directos con el Patriarca Kirill de Moscú y goza del apoyo de personalidades influyentes como Tikhon Shevkunov, monje cristiano ortodoxo confesor de Putin y firmemente vinculado a los servicios de seguridad[39] . La misión principal del movimiento Sorok Sorokov es la defensa de la Iglesia ortodoxa rusa y la difusión de una cultura racista, homófoba y antioccidental[40] .

Đukić es muy activo en las redes sociales[41] donde hace alarde de su amor sin límites por Rusia[42] y la Iglesia Ortodoxa, aparece en numerosas fotos en la orgullosa compañía de los líderes religiosos de Montenegro, Serbia y Rusia[43] y en muchas en las que celebra su amistad mezclada con veneración por Amfilohije[44] ; También hay muchas fotos en las que presume de su pasión por las armas, de su cercanía a grupos paramilitares prorrusos, de su odio a la OTAN y a Estados Unidos, de sus viajes por el mundo (Moscú, San Petersburgo, Belgrado, Dubai, Kamchatka, Estambul, Ámsterdam), de sus viajes de pesca y de muchas, muchas fotos suyas de cerca, en todas partes y sonriendo perpetuamente, testimonios que transforman su página de Facebook en un escaparate con un fuerte sabor propagandístico y narcisista.

El caso Skripal y la suspensión de Đukić

Boro Đukić con Marko Milačić en una rueda de prensa en la que expresó su decepción por la decisión de Montenegro de expulsar a un diplomático ruso y suspender su consulado.[45]

El 4 de marzo de 2018, Serghej Skripal y su hija Yulia son encontrados semiinconscientes, por envenenamiento, en un banco de Salisbury: el asunto se compara inmediatamente con el caso Litvinenko, en el que el antiguo agente del FSB fue asesinado en Londres en 2006 envenenado con té “mezclado” con polonio. Sereghej Skripal es un militar y agente secreto ruso que fue agente doble de los servicios de inteligencia británicos en la década de 1990 y principios de la de 2000. Capturado en 2004 por los servicios de seguridad federales rusos y juzgado, fue condenado a 13 años de prisión por alta traición, para regresar al Reino Unido en 2010 gracias a un canje de espías[46] .

Serghej Skripal y su hija Yulia consiguen sobrevivir al envenenamiento que se comprobará que tuvo su origen en el agente nervioso Novichok, un gas desarrollado en la Unión Soviética en los años 70 y 80, y su supervivencia da un giro fundamental a la investigación que establecerá la responsabilidad del gobierno ruso: la primera ministra Theresa May anuncia, como represalia, la expulsión de 23 diplomáticos rusos[47] .

La situación de los diplomáticos rusos se puso inmediatamente al rojo vivo en todos los países occidentales: en marzo de 2018, el ministro montenegrino de Asuntos Exteriores decidió expulsar a un diplomático de nacionalidad rusa y suspender permanentemente de su trabajo como cónsul a Boro Đukić, sobre cuya cabeza pende también la reciente acusación de ser el cofundador del partido ultranacionalista de derechas Prava Crna Gora (Montenegro Real). La decisión es juzgada escandalosa por Đukić, que está convencido de que no merece en absoluto ser tratado así, afirma que se trata de “histeria antirrusa”[48] , pero el primer ministro Duško Marković declara que la decisión sigue la política exterior de la UE y es solidaria con los miembros de la OTAN[49] .

Destituido de su cargo, Đukić prosiguió sus actividades políticas en apoyo de Marko Milačić, las estructuras paramilitares antioccidentales y la Iglesia Ortodoxa[50] y, el 19 de febrero de 2020, su nombre volvió a ser noticia: la policía fronteriza montenegrina se incautó de un paquete que contenía 100 insignias, probablemente falsas, de la Asociación Internacional de Policía (IPA) y en las que figuraba su nombre como destinatario; en las propias insignias figuraban las palabras “sección rusa”[51] .

Miembros del movimiento cristiano ortodoxo Sorok Sorokov limpiándose los pies en una bandera LGBT frente a la Embajada de EE.UU. en Moscú el 1 de julio de 2020.[52]

El paquete se encuentra en un autobús, cuyo conductor relata que lo recibió de un desconocido que, a cambio de una suma de dinero, le pidió que lo entregara en Podgorica, dándole los datos de contacto del destinatario y explicándole que el contenido consistía en unos “documentos familiares”[53] . Los contactos conducen a Boro Đukić, quien, al enterarse del secuestro, apaga su teléfono, compra un billete de avión y huye a Moscú[54] . Tras una comprobación posterior, el fiscal jefe especial de Montenegro, Milivoje Katnić, afirmará que se trata de placas originales pero sin el número progresivo[55] .

Đukić no se rinde y afirma que está siendo perseguido[56] : Ivan Sardak, teniente general de la policía y presidente del departamento regional moscovita de la IPA, afirma que envió las cien insignias a sus colegas montenegrinos y que las mandó fabricar en Serbia porque eran más baratas y estaban mejor hechas, de modo que el ex cónsul quedaría totalmente al margen de la operación[57] , pero mientras tanto, las autoridades montenegrinas emiten una orden de detención contra él: Đukić es un hombre buscado[58] .

No hay paz para Đukić: en octubre de 2021, durante su exilio en Rusia, se vio implicado en el caso Dmitry Zakharchenko y fue acusado por el Comité de Investigación de la Federación Rusa por perjurio. Zajárchenko es un antiguo subdirector de la Oficina de Seguridad Económica y Anticorrupción del Ministerio del Interior ruso, que fue detenido por corrupción en 2016 y condenado en 2019 a 13 años de prisión. Đukić, declarando ante el tribunal, afirma que concedió un préstamo al antiguo investigador del departamento de transporte del Comité de Investigación de Rusia (TFR) Ivan Kozhevnikov por valor de 185 millones de rublos y recibió 5,5 millones de rublos por el servicio; La investigación reveló que en realidad se trataba de dinero procedente de los bienes del coronel del FSB Dmitry Senin, desaparecido inmediatamente después de la detención de Zakharchenko y que regaló todo su considerable patrimonio, fruto de sobornos, a familiares y amigos, entre ellos Kozhevnikov, a quien Đukić trató de encubrir testificando en[59] .

Las investigaciones revelan que Đukić, en el plazo de unos meses, importó a Rusia 469 millones de rublos en efectivo y los depositó en diversas cuentas corrientes. Toda la documentación que debería demostrar su inocencia aportada por Đukić al tribunal -el contrato de préstamo, los recibos de emisión y devolución de los fondos, el poder notarial para recibirlos- se considera falsificada: el 20 de octubre de 2020, Ivan Kozhevnikov es condenado a un año y medio de trabajos correctivos, y el 21 de octubre de 2021, el ICR (Comité de Investigación ruso) abre diligencias contra Boro Djukic[60] .

En febrero de este año, Đukić emitió un comunicado en el que afirmaba que había sido completamente absuelto de los cargos de perjurio por el tribunal ruso y que había pasado voluntariamente los últimos años del proceso en su residencia aprovechando el tiempo para asistir a cursos de pintura de iconos, marquetería, mosaico y talla de madera: lo hizo por la confianza inquebrantable que tiene en la judicatura rusa: el subtexto parece ser “no huí como he hecho en otras circunstancias”[61] .

En febrero de 2022, la guardia fronteriza montenegrina interceptó un paquete procedente de Serbia con destino a Đukić que contenía cien insignias de la IPA, la Asociación Internacional de Policía[62]

Boro Đukić es testarudo y persigue su verdadero sueño de futuro, el de presentarse como alternativa al entonces presidente Milo Djukanović, quien, según el ex cónsul, está empujando a Montenegro por una “senda euroatlántica basada en la rusofobia y la serbofobia”. La gente, por supuesto, quiere nuevos líderes. Pero para presentarse se necesita el apoyo de Estados amigos: Serbia y Rusia. Si cuentan con su apoyo, no descartaría esta idea”[63] .

En junio de 2023, sin embargo, a pesar de las nuevas elecciones que pusieron fin a los 30 años de la era Djukanović, el país fue entregado en manos de Milojko Spajić, líder de Europa Ahora (PSE) y europeísta convencido[64] . El sueño de Đukić de traer a la Gran Madre Rusia a Montenegro aún tendrá que esperar.